Las calidad brazas vuelven a calentarse cada que vuelvo aquí, este lugar terminó siendo mucho más peligroso de lo que parecía, ¿con esta vez ya cuantas veces van que vuelvo?
No tengo idea, dejé de contar después de la séptima, pero hagamos una pequeña recapitulación de todo lo que he pasado, puede que me ayude más en vez de solo frustrarme.
Después de mis viajes frustrantes por el cementerio opté por ir a un acueducto lleno de no muertos, eran lentos así que no fueron un real peligro, también me encontré con unas ratas gigantes, después de un rato dejan de dar tanto miedo, lo bueno es que algunas de estas tienen algunas humanidades, eso es de mucha ayuda.
Tras caminar por ese acueducto llegué al burgo, esa primera vez fue algo maravilloso, cuando llegué a él me impactó con fuerza el sol en los ojos, el ver una ciudadela semidesértica fue algo desolador, pero también muy hermoso, era un lugar bello a su manera.
Tan bello que me hizo olvidarme de los peligros del lugar y eso lo pagué caro, por mi estado de ensoñación un no muerto me lanzó un cuchillo y se enterró de inmediato en mi cuello, fue una muerte lenta y tras unos minutos en los que me desangré estaba otra vez en el santuario.
Volver al burgo no fue tanto problema, era un camino bastante corto, pasar ese grupo de no muertos fue muy fácil, parece que solo sabían tirar cuchillos, y pensé que no tendría más problemas en este lugar, hasta que lo vi.
Mientras avanzaba por los caminos un dragón aterrizó sobre el puente y siguió su vuelo, ese dragón era inmenso, si no fuera porque iba caminando, puede que me aplastara, solo espero que ese dragón éste lejos de donde yo me dirija.
Poco después de ese puente y varios no muertos, di con este lugar. Una torre abandonada, con muchos escombros, pero con esta fogata, dar con ella después de varios enemigos fue algo bastante agradable. Este lugar se siente casi como un hogar, los no muerto jamás se dirigen aquí, es como si estas llamas los alejaran.
Tras recuperarme un poco opté por seguir explorando. No tardé en encontrar unos edificios llenos de no muertos con lanzas y escudos un gran obstáculo -pensé para mis adentros- esos escudos los protegen de todo y saber cómo eludirlos me tomó varios intentos. Al final lo conseguí y llegué con un no muerto que está algo loco y era algo extraño, sin embargo, no era alguien que pueda darme tantos problemas.
De hecho, el conversar con él me dio mucha información. Por los barrios bajos está un demonio cabra al que llamó Demonio de Aries y en la zona más alta hay otro demonio, el Demonio de Tauro, además de unas zonas que conectan con otras, como la espesura y la iglesia de los no muerto.
Eso último fue de mucha ayuda, la iglesia de los no muertos es a donde me dirigía, encontrar el camino era lo más importante en este momento.
Me alejé de ese no muerto, aunque me dijo que era comerciante, y que si encontraba cosas de valor podría intercambiarlas por diferentes cosas, como armaduras o armas. Esa es una petición que no rechazaré, ahora mismo me vendría bien tener más equipo, no sé a qué peligros me enfrentaré más adelante.
Puede que esté muy cerca de la locura, sobre todo porque le hablaba a alguien o algo, quizás a alguna pertenencia o su arma, lo que sea. Espero no se vuelva hueco antes de abandonar este lugar, no me gustaría matar a ese tipo.
Seguí mi camino y ahí fue donde di con otro problema, un pequeño puente que conectaba a otras habitaciones, parecía un lugar simple. Seguí sin pensar que habría un peligro, un grave error, a mitad del puente un grupo de no muertos fueron al ataque, me defendí con mi escudo, pero no me di cuenta que había otro grupo de no muertos arriba de mí.
El grupo de arriba arrojó bombas las cuales explotaron en mi espalda, terminé inmolado, y caí mientras era golpeado por el otro grupo.
Estaba otra vez en la hoguera. Me acababa de quedar claro que los lugares más tranquilos son igual de peligrosos que los que son bulliciosos, pero no puedo quedarme tan estático sobrepensando en eso. Salí de mi refugio y fue ahí cuando me percaté de algo que no había visto.
En la zona donde había enfrentado al grupo de los no muertos, después de mi encuentro con el dragón, hubo uno que había salido tras destrozar una barricada, pero ahora él se encontraba ahí, atrás de una barricada intacta y sin rastro de la existencia de otra.
¿Morir tantas veces afecta mi memoria? Juro que esa barricada estaba destruida. Me defendí de esas astillas con mi escudo, pero ahí estaba, completa, sin un rasguño, puede que algo más esté pasando por aquí.
Traté de no pensar en esa situación, debía conseguir la forma de llegar al otro lado del puente, sobre todo porque parecía el único camino para la iglesia.
Tras pensar mucho fui directo, corriendo lo más rápido que mi cuerpo podía y llegué al cuarto antes que el grupo de no muertos saliera. Acabarlos fue más sencillo de lo esperado, hacen golpes obvios y pesados. Creo que tantas peleas me han dado más velocidad, ya no temo tanto de esos golpes, incluso pude acabar con todos sin que me golpearan.
Seguí con el camino y di con una ligera plaza, con varias casas, pero también con varios no muertos. Este grupo fue más difícil, no porque fueran más hábiles, sino porque había uno tirando bombas. Tenía que eludir a todos a la vez, pero, aunque complicado, salí victorioso.
Explorando el lugar di con una gran torre, seguro que ahí estará un camino hacia la iglesia. Sin embargo, el camino hacia la torre sería más problemático, había más no muerto y estos tenían lanzas con escudos, y para empeorar las cosas había un arquero cerca. Solo corrí a la plaza y ahí me fui encargando de uno en uno, sus golpes lentos me permitían bloquearlos y abrir sus defensas, ya era un experto en acabar con estos tipos.
Mi arrogancia en ese momento fue lo que me costaría demasiado.
En vez de ir a la torre fui a explorar. Un enorme error.
Di con unos pasillos y al final de uno había un caballero, alto, cerca de la mitad de mi cuerpo, portando una armadura negra, si no fuera por su brillo no lo habría visto, al acercarme se volteó y fue hacia mí.
Hizo un ataque descendente rápido, tanto que ni siquiera pude reaccionar. Me lanzó volando, intenté recuperarme, pero solo pude quedarme de rodillas. Me defendí con mi escudo, pero de un tajo lo quitó y solo bastó de otro ataque para acabar conmigo.
Creo que puedo con todo lo que encuentre, siempre y cuando no sea ese caballero, su velocidad y fuerza son algo increíble, se siente como la fuerza del demonio del refugio, solo que mucho más veloz. No puedo con él en estos momentos, creo que si voy directo a la torre no me topare con él.
Seguí el camino como lo había hecho la vez anterior. Pasé rápido el puente, vencí al grupo de los no muertos, seguí a la plaza venciendo al otro grupo y atrayendo a los lanceros a la plaza y así llegué a la intersección entre los pasillos y la torre.
Avancé lentamente a la torre, paso a paso, viendo hacia los pasillos, escuchando si no venía el caballero, cuando al fin llegué a la torre pude respirar, lo había eludido.
La torre era grande, pero estaba muy derruida, para mi suerte no había nadie, así que fue un lugar para estar tranquilo. Llegué hasta la cima y ahí había un gran puente que conectaba con otra torre. Recorrí el puente. La vista era hermosa, veía todo el burgo. Estaba en lo más alto.
Una flecha chocó contra el piso, eran unos no muertos en la cima de la torre, corrí hacia ella y vi unas escaleras. Este grupo de no muertos era más sencillo que los otros, estando tan cerca de ellos los hacía indefensos. Ahora ya no tenía ningún peligro.
Caminé tranquilo hacia la otra torre. Cuando casi estaba llegando un estruendo sonó cerca de mí, como si algo estuviera cayendo. Seguido de eso apareció una nube de polvo, detrás de la cual se escuchó un rugido de una bestia que nunca había visto. De esa nube de polvo surgió una cabeza de toro rugiendo con fuerza.
Era el Demonio de Tauro.