La
película se centra en Riley, una niña de 11 años que debe afrontar un gran
cambio: el mudarse de ciudad.
El
cambio es radical, ya que pasa de un lugar en donde podía patinar sobre lagos
congelados a un lugar que tiene playas y el calor característico de las mismas,
con este cambio llega también el ingresar a una nueva escuela en la cual es una
completa desconocida y se añade el intentar mantener sus antiguas relaciones a
través del internet, no de la manera en que a ella más le gustaría.
Al
no tener una estabilidad de ningún tipo en su nueva vida decide tomar la
decisión que considera es la mejor, regresar a donde vivía anteriormente, pero
antes de partir reconsidera mejor lo que hace y regresa a su casa donde tiene
un momento importante para ella donde rompe en llanto debido a todo lo que
sentía en ese momento, con esto sus padres comprenden lo que está pasando y a
partir de aquí la vida de Riley empieza a mejorar dando un bonito final a la
película.
A
propósito, omití toda la parte de las emociones en la cabeza de Riley porque
para esta entrada dicha parte es innecesaria, lo que me interesa abordar es el
punto de lo que le pasa a Riley, directamente por su edad (11 años) podemos
decir directamente que está en plena pubertad, casi rosando el inicio de la
verdadera adolescencia y los muchos cambios incomodos que vienen con la misma.
El
cambio de hogar tan drástico es bastante fuerte para ella, si para un adulto
dicho cambio es muy grande que puede generar bastante estrés, para un preadolescente
es sin duda más estresante, ya que debe entender ese cambio y asimilarlo lo más
pronto posible porque se le es demandado.
La
posición de los padres tampoco es de mucha ayuda, para ser más especifica la
del padre, que es más demandante y nada empática, en cambio la madre se
comporta de una forma más empática, ya que entiende que su hija no la esta
pasando bien con tantos cambios y de forma tan brusca, pero sigue sin ser lo
suficiente como para que Riley sienta un apoyo significativo y eso mismo la
conduce a tomar la decisión final de irse a su antigua casa.
El
papel que tienen los papás en la etapa de la adolescencia es muy importante al
igual que es bastante difícil, pero fundamental para el desarrollo de los hijos.
El
estar al pendiente de su estado emocional, sus actividades y los gustos que van
generando es crucial y todo ello debe estar acompañado de una posición de
empatía, lo más que sea posible, ya que tener una actitud autoritaria creará
una relación conflictiva entre los padres y el adolescente, sin mencionar el
ambiente estresante que se vivirá dentro del propio hogar.
Por
esto mismo se requiere un trabajo constante de ambas partes donde la
comunicación y la empatía son de vital importancia, no solo para mantener un
ambiente tranquilo en el hogar, si no para dar un apoyo más tangible para el
adolescente, que de lo contrario podría empezar a tener estrés suficiente para
llegar a tomar decisiones no tan adecuadas, como el dejar la casa a temprana
edad por estar en un ambiente hostil para él o el inicio de alguna adicción a
alguna sustancia o actividad como vía de escape.